Desde el barrio de Temuco hasta los estadios más grandes de Europa, la vida de Marcelo “Matador” Salas se revela en las páginas de Salas, me dicen el Matador.
Una biografía potente en la que Nelson Osses y Pablo Arteche combinan rigor periodístico con una narrativa íntima. No es solo la historia de uno de los futbolistas más grandes de la historia de Chile, también es el relato de un talento forjado por la disciplina, la pasión y las decisiones poderosas.

¿Quiénes están detrás de esta historia?

Detrás de la voz que cuenta la vida del Matador no está un narrador distante, son Nelson Osses y Pablo Arteche, dos figuras cuya propia trayectoria aporta profundidad y credibilidad al relato.
Osses no es solo periodista, también es un cronista que ha respirado fútbol toda su vida. Nacido en el cerro San Roque de Valparaíso, se formó en Periodismo en la UNIACC, y desde sus primeros años trabajó en medios como La Red y Radio Agricultura. Más tarde, se consolidó como figura del periodismo deportivo en el Canal del Fútbol , donde durante seis años forjó su reputación cubriendo el fútbol chileno con una mirada precisa y cercana.
Por otro lado, Pablo Arteche, arquitecto de formación y apasionado historiador del fútbol. Arteche estudió posgrado en Historia en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, su tesis exploró los estadios chilenos fundacionales, esas canchas humildes que emergieron con los inmigrantes británicos en el Valparaíso portuario del siglo XIX.
¿Cómo conectan en la redacción?
Esta combinación entre periodismo y arquitectura-historia llena al libro de una mirada peculiar, Osses aporta la urgencia narrativa del reportero, el pulso del relato contemporáneo.
Mientras Arteche aporta la memoria arquitectónica, la geografía emocional del fútbol, hace del estadio algo más que un recinto, lo transforma en un testigo, un templo del esfuerzo y los sueños.



Han trabajado y escrito libros juntos, como Historia de Chile en la Copa América (2019), Campeonato Sudamericano de Fútbol Chile 1920 (2020)y Don Elías (2023).

Su último lanzamiento
En Salas, me dicen el Matador, su colaboración se nota en cada página, Osses, con su experiencia en medios, logra capturar la voz íntima de Marcelo Salas, sus confesiones, sus triunfos y heridas.
Arteche, por su parte, estructurará esos recuerdos dentro de una tela más amplia, conectando su historia personal con la geografía del fútbol chileno, con el crecimiento de los estadios, con la identidad de una generación.
Así, los autores no sólo dan forma al relato de Salas, a través de sus propias vidas y experiencias, refuerzan la autenticidad del relato. No son meros biógrafos, son “guardianes” de la memoria futbolera.

La historia de un soñador
Al abrir el libro, el lector se encuentra con un joven Salas de barrio, soñando con una pelota como si fuera su único destino.
Hay un sentido de ascenso y de transformación, pues ese chico humilde, que corre detrás de un sueño, se irá convirtiendo lentamente en leyenda.
Desde sus inicios en las ligas juveniles, emergió alguien con una convicción inquebrantable de que podía llegar muy lejos.
La crónica avanza con paso firme hacia sus primeros logros en Chile, su salto a la Universidad de Chile, y luego su tremenda escalada al fútbol internacional, con equipos internacionales como River Plate, Lazio o Juventus.
La atmosfera del relato
Los testimonios inéditos de compañeros, rivales y del propio Salas enriquecen la crónica. No faltan las anécdotas del camarín, las conversaciones con técnicos, las heridas físicas y emocionales.
Por ejemplo, Salas no tuvo miedo de enfrentarse a entrenadores poderosos, hubo momentos en que desafió decisiones, exigió contratos, defendió su derecho a ser escuchado.
La biografía también explora sus caídas. Las lesiones, los traspasos fallidos, los reveses en su carrera no se esconden, sino que se muestran, como pruebas duras que Salas superó.
Esa vulnerabilidad da equilibrio al retrato y hace que la grandeza del Matador sea aún más humana.
Una lectura distinta
Más allá del fútbol, este libro pinta la personalidad de Salas como alguien extraordinariamente inteligente y decidido.
Según Osses, tenía una habilidad “superlativa” para jugar, dominaba con ambas piernas, tenía salto y capacidad táctica para adaptarse como delantero centro, extremo o enganche.
Al final, la crónica deja en claro que Salas no solo fue un goleador, fue un símbolo. Su historia inspira porque no es solo la crónica de goles, sino un testimonio de perseverancia, disciplina e identidad.
Los autores entregan un homenaje riguroso y apasionado, donde el Matador no es solo un mito del pasado, sino un referente para las futuras generaciones.








